La presencia de determinadas alteraciones genéticas en personas con obesidad puede hacer que su respuesta metabólica ante dietas hipercalóricas no sea la esperada y por lo tanto que no se vean beneficiadas de otros cambios que habitualmente acompañan a la pérdida de peso como puede ser, la reducción de colesterol y triglicéridos, la concentración de insulina u otros niveles de molécula producidas por el tejido adiposo (grasa).
Esta conclusión proviene de un estudio* publicado en la revista Hormone and Metabolic Research.
Los resultados de este estudio conducen a reflexionar sobre si es necesario valorar algo más que el IMC- Índice de Masa Corporal- que es el indicador que ahora mismo se utiliza para valorar el grado de obesidad y si por tanto es conveniente tener en cuenta también otros factores como determinadas mutaciones o polformismos que influyan de algún modo en el mayor o menor éxito del tratamiento más allá de la pérdida de peso.
En nuestra consulta, además del IMC, llevamos a cabo diferentes estudios para valorar cuál es el tratamiento más adecuado para cada paciente, por ejemplo siempre realizamos un análisis de composición corporal personalizado que se basa en el estudio de varios comportamientos del cuerpo tales como agua corporal total, masa grasa, minerales del hueso, etc.. y que nos permite evaluar la estructura del cuerpo en su totalidad.
*Según un estudio del Instituto de Endocrinología y Nutrición de Valladolid.